Inquieta por naturaleza, esta vallenarina sorprendía a sus profesores, porque siendo alumna de una escuela rural básica, llevaba en la mochila libros de filosofía, antropología, sociología, obras de Lenin y de Sigmund Freud. Hoy cursa cuarto año de derecho en la Universidad de Atacama y es una líder natural. Proveniente de un hogar de muy escasos recursos con un padre gásfiter y la mamá auxiliar de un laboratorio, Sandra cree firmemente que la educación y la cultura son las únicas armas para construir una sociedad mejor. El año pasado, como presidenta de la Federación de Estudiantes, destapó la existencia de una grave crisis económica en esa casa de estudios que conmocionó a la región, porque es la única universidad de la zona y el 98 por ciento de sus estudiantes son de escasos recursos. Tenía una deuda de más de 10 mil millones de pesos con la banca privada y se habían malversado más de 720 millones de pesos. Actualmente hay tres procesos judiciales que están investigando las irregularidades. Sandra movilizó a los estudiantes sin ninguna bandera política, asumiendo en esa crisis un liderazgo que no tuvo ningún otro actor. Logró que se cambiara al rector, parte de la Junta Directiva, con lo que mejoró la situación financiera e institucional.