Casi sin quererlo, Magdalena Pereira se convirtió en arqueóloga colonial, en una incansable recolectora de objetos perdidos de nuestra historia, dispersos literalmente por siglos.

Mientras estudiaba licenciatura en historia en la Universidad Católica, recibió junto a otros jóvenes una invitación del sacerdote misionero Amador Soto, párroco de la zona andina de Arica, para restaurar un templo en Livilcar, ubicado a ocho horas de caminata desde donde termina el valle de Azapa. Comenzó como una aventura. Pero cuando estaban limpiando las paredes de la Iglesia, constataron que bajo la cal dormían espectaculares pinturas murales de flores y frutas. Magdalena pensó que el cuidado de esas reliquias, que datan de 1728, no podían estar en manos de simples estudiantes. "Las iglesias del norte abrieron mi preocupación por el estado del patrimonio nacional", cuenta esta santiaguina que está a punto de radicarse en Arica -se casa con un videista que realiza documentales con los aimaras- y que es bisnieta de Gabriel González Videla.

El año 99, tres años después del hallazgo de Livilcar, hizo su tesis sobre la Iglesia Católica como eje central de la vida comunitaria de los aimara. Al año siguiente, presentó un proyecto a la Fundación Andes para hacer un registro de los bienes muebles de todas las capillas al interior de Arica. Fichó y fotografió reliquias que estaban medio abandonadas y que la fascinaron como testimonio de época. Paralelamente, creó con otros jóvenes la Fundación Altiplano, que busca prestar servicios de restauración, educación y transmitir costumbres ancestrales. En 2001, se formó la Comisión Nacional de Bienes Culturales de la Iglesia -presidida por el sacerdote Gabriel Guarda- y la llamaron para poner en marcha un inventario que estaba solicitando la Santa Sede desde principios de los años noventa. Hasta hoy, Magdalena ocupa el cargo de coordinadora de la entidad. También ha trabajado para el Centro Nacional de Restauración, dependiente de la Dirección de Biblioetacas, Archivos y Museos y el a?o pasado realizó una pasantía en la National Gallery of Art en la ciudad de Washington, en Estados Unidos.