Hace tres años, un accidente en moto lo dejó parapléjico. Pero él no se dejó ganar. Todo lo contrario: Tomás del Villar se convirtió en el primer esquiador discapacitado de Chile. "Practico desde los tres años y me daba mucha lata pensar que ya no podría hacerlo. Por eso, cuando descubrí el esquí en silla de ruedas, me entusiasmé altiro", relata. Encargó el equipo a Estados Unidos y empezó a entrenar, ante el asombro de los otros esquiadores. Participó en los Juegos Paraolímpicos de Salt Lake City, el año pasado. En su siguiente mundial quedó entre los 15 mejores, y este año ganó uno en Portillo. Ya piensa en la próxima temporada en Europa. Su meta: correr en los Paraolímpicos del 2006 en Torino, Italia. Poco a poco, otros discapacitados chilenos se están atreviendo a probar el equipo de Tomás. El precio (tres mil dólares) es un obstáculo, pero también hay temor, dice: "La gente los tira para abajo, los limita, y ellos se acostumbran a ese trato". Del Villar quiere que las personas como él "se atrevan a hacer cosas". Hoy se prepara para estudiar ingeniería mecánica. Su sueño es idear equipos que permitan a los discapacitados hacer las cosas que les gusten: "Ojalá que al final nadie se asombre de que un tipo como yo esquíe".