Han hecho una sociedad muy eficiente en lo artístico, profesional y sentimental. Ambos estudiaron arte en la Universidad de Playa Ancha y para "vivir" montaron una oficina de diseño que, bajo el nombre de Instrucciones de Uso, ha creado campañas para clientes menores y otros a gran escala, siempre dentro de la región. Han trabajado en proyectos comunes como la escultura que se extiende en el punto en que la ruta 68 se bifurca hacia Viña del Mar y Valparaíso. "Debe ser una de las esculturas más grandes de Chile", dice Sepúlveda. Sus trabajos individuales los de Pedro, afincados en la escultura y fotografía; los de Vanessa, preferentemente hechos en pintura se han expuesto en diversas galerías, incluso en la H-10, un espacio que ellos mismos inauguraron a principios de año, y que se ha erigido como una ventana para los artistas locales. En su calidad de gestores culturales, su aporte también se ha abocado al rescate de la ciudad. Han participado en el movimiento Ciudadanos por Valparaíso y entienden que el "tema del patrimonio cultural va más allá de los carnavales".