Así de joven es la directora del Hospital de Aysén, que nació muy lejos de allí, en Chuquicamata. Estudió medicina en la Chile y se especializó en salud pública, un área a la que la mayoría de los médicos le hace el quite, gracias a una beca del Servicio de Salud de Aysén, a cambio de que luego se trasladara a la región. Junto a su marido, médico cirujano, aceptaron el desafío. "A mí me interesa la gestión; creo que uno puede solucionar las deficiencias de la salud desde el origen". Tanto como la salud de sus pacientes, le interesa el estado de las finanzas y el mejor aprovechamiento de recursos siempre escasos para necesidades siempre crecientes. Le ha costado acostumbrarse a la lluvia y el frío. Por eso ha pensado, para más adelante, buscar otro destino, más templado. Pero no Santiago. "Allá uno no tiene tiempo para nada. Además, en regiones hay muchas cosas por hacer en el tema de la gestión, uno puede ayudar mucho a la modernización de la salud".