Es seleccionada nacional de fútbol y hace dos años juega como defensa para el Sevilla Fútbol Club en la máxima división de España. Desde pequeña, inspirada por su padre, Javiera comenzó a jugar fútbol en su ciudad natal, Tocopilla. Desde ahí su carrera no ha hecho más que ir en ascenso. A los 13 años se fue a vivir a Iquique para jugar en el Colegio Deportivo porque en Tocopilla no había un equipo femenino y a los 16 debutó de manera profesional en el Club Deportivo Palestino Femenino. Después, jugó en Santiago Morning y Colo-Colo. Javiera sueña con jugar en la nómina final para la Copa América Femenina y clasificar para la Copa Mundial Femenina de Fútbol. Para ella formar parte de la generación que visibiliza el fútbol femenino es algo relevante. “Cuando era chica no tenía una referente mujer y creo que ahora tenemos una responsabilidad porque hay muchas generaciones que nos ven como ejemplo. Hemos tenido un impacto positivo, porque damos un mensaje de que podemos soñar en grande y que podemos hacer lo que queramos”, relata.