Desde niño quería combinar su pasión por los deportes con lo social. Por eso en 2011 creó Coa Surf, la única empresa deportiva que trabaja con personas privadas de libertad, donde los internos son los encargados de diseñar desde poleras y stickers, hasta tablas de surf y longboards. Hoy la empresa trabaja con los presos del Centro Penitenciario Femenino de San Joaquín y el Complejo Penitenciario de Valparaíso, y el próximo año espera incluir a la cárcel concesionada de Rancagua. “Quería generar un proyecto que me mantuviera haciendo lo que más me gusta y aportar a bajar los niveles de delincuencia, que es un tema donde hay un desafío gigante. Además, quería que fuera una marca chilena, con nombre chileno y que rescatara sus códigos para mostrarlos al mundo”, dice Arturo, ingeniero comercial y publicista. El proyecto se realizó con el apoyo de GEN-E, la incubadora social de la Pontificia Universidad Católica.