El año pasado hizo su práctica como coordinadora del programa Adopta un Hermano en Coquimbo y este año se hizo cargo de un grupo de doce de los niños que participaron en la primera fase, con la idea de potenciar en ellos sus habilidades. "La idea es que no sea sólo una experiencia bonita, sino que los ayude a salir de su condición de pobreza, entendiendo, por supuesto, que ésta es una responsabilidad de toda la sociedad", explica Valeria, quien fue presidenta de su centro de alumnos en la Universidad de La Serena. Esta labor para la Fundación Nacional para la Superación de la Pobreza no es su única aproximación al tema social. Con unos compañeros de sicología crearon hace un año el Centro de Investigación e Intervención Conciencia y Desarrollo Coquimbo, en el que ofrecen talleres gratuitos para la comunidad. Pronto abrirán un consultorio sicológico, en el que cobrarán arancel diferenciado. "Si uno no quiere insertarse en los espacios tradicionales, tiene que ir abriendo nuevos caminos laborales", dice esta egresada de sicología que valora su profesión por las herramientas que le entrega para apoyar a la gente más vulnerable.