Uno está a cargo del área de intervención social de Un Techo para Chile; el otro tiene la misión de internacionalizar el proyecto. Ambos comenzaron como voluntarios y, llegado el momento de las decisiones, comprendieron que no serían felices a menos que se dedicaran tiempo completo a trabajar por los más pobres. Hoy Gatica coordina el proceso de apoyo a los pobladores. Arduo trabajo para este joven a quien el sacerdote Felipe Berríos destaca como un líder innato y con una clara vocación de servicio. Larenas, ya titulado, se hizo cargo de Un Techo para mi País, la versión "de exportación" del programa. Hasta ahora son diez los países que han respondido a la invitación, entre ellos México, Colombia, Argentina y Uruguay. Larenas recorre universidades entusiasmando a nuevos voluntarios y se reúne con los empresarios de las compañías más importantes. Su estrategia ha dado resultados: un Techo para mi país fue seleccionado por el BID como uno de los siete proyectos sociales más destacados a nivel mundial.