Ella decidió derrotar la pobreza. Y, cuando cruzó esa frontera, comenzó a ayudar a otros a hacer lo mismo. Sara creció en una población junto a su madre modista y a su padrastro, carpintero de oficio. Estudiaba en un liceo popular y aunque tenía promedio 6,8, durante muchos a?os estuvo convencida de que siempre iba a ser pobre y que su único destino era trabajar para ayudar en la casa. Pero en Moani, un movimiento católico regional dirigido a los sectores populares que funcionaba en la población en que ella vivía, aprendió a cuestionar su realidad, a ponerse metas, a mirar más lejos. "Creyeron en mí. Me dijeron que yo era inteligente, que podía so?ar y seguir una carrera a pesar de mi pobreza", dice. Al terminar el liceo, trabajó durante un a?o como temporera y empleada doméstica, ahorrando para sus estudios. Obtuvo la beca Presidente de la República y otras becas de residencia y almuerzo para estudiar, en 1993, psicología en la Universidad de La Serena. Ya titulada, regresó a Copiapó donde se desarrolla profesionalmente al servicio de los marginados. Dirige un centro comunitario de apoyo a jóvenes en riesgo social en la población Juan Pablo Segundo y el a?o pasado, ante la inminencia del ataque a Irak, creó el Movimiento Ciudadano por la Paz y la Justicia, que reunió en Atacama diez mil firmas de rechazo a la guerra. Capitalizando esa fuerte capacidad de convocatoria, generó también un espacio para debatir temas de interés regional en la Universidad de Atacama, foros abierto que han sido acogidos con gran entusiasmo por la comunidad.