Pablo Sándor
Empresario Ambientalista
Elegido en el año 2003
Cruce entre hippie y economista, el director ejecutivo y cofundador de la Fundación Ayacara recibió el año pasado el premio del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo por su contribución en el diseño de estrategias para la superación de la pobreza. Una distinción que nunca antes había tocado a un chileno. Y todo por el proyecto que su padre inició en 1978, cuando compró un predio en la península de Ayacara para proteger el bosque y ayudar a los indígenas que allí habitaban. Hoy, la fundación beneficia a 60 familias en forma directa y mejora el sistema de vida de otras 200 en la península de Comaú. La Fundación tiene un liceo ambiental, un centro de investigación en ecoturismo y cuatro microempresas comunitarias. "El modelo está diseñado para reproducirse, porque esta es una propuesta económica. Si esto no tuviera resultados positivos, nosotros no seguiríamos adelante", explica. La idea puede ser aplicada en cualquier parte del mundo. Precisamente eso evalúa Sándor por estos días, en el Amazonas Septentrional. Y ha recibido ofertas también para reproducir su modelo en África.