Era ayudante de Vittorio Corbo, uno de los economistas chilenos más connotados en el extranjero. Su maestro lo recomendó para un trabajo en la prestigiosa División de Estudios del Banco Central y obviamente ahí se robó toda la atención. Quienes lo conocen dicen que tiene un desarrollo intelectual envidiable; sin embargo, no sólo por eso se destaca. Sus inquietudes sociales y éticas lo han hecho vincularse a la espiritualidad jesuita, donde su mentor ha sido el padre Fernando Montes. A pesar de su edad, ya está haciendo clases, de microeconomía en la Universidad Alberto Hurtado y de macroeconomía en la Católica. Esos mismos intereses de intervenir el mundo y de aportar a mejorarlo, los canaliza a través de los temas que ha investigado: economía de la educación y ética en la empresa. También participa en el Círculo de Economía Política, un grupo de economistas jóvenes que se junta a debatir sobre temas de actualidad, y para el 2002 planifica un casi obligado curso de posgrado en Estados Unidos.