Detrás de la taquillera moto en la que llega a diario al centro de justicia, se esconde un abogado que ha hecho de la persecución de la delincuencia su motor. Cruzando información, trabajando de la mano con el comercio y mapeando plazas, calles y pasajes, ha logrado desbaratar bandas en el centro de Santiago como la de la Tota, la de la Feria del Disco, la de las farmacias y condenar a sus autores. Es fiscal jefe de la unidad de focos delictivos de la zona centro norte y se involucró en la Reforma Procesal Penal cuando estaba en último año de Derecho en la U. Diego Portales. Trabajó un año en la fiscalía del Bronx, en Nueva York, donde más tarde cursó un magíster en derecho en la Universidad de Columbia, y ha asesorado a diferentes gobiernos como miembro del Centro de Estudios de la Justicia para las Américas.