Este año creó la Fundación Desperdicio Cero, con una idea clara en la cabeza: concientizar a la hora de botar la comida. Para lograr su objetivo, ella y su equipo –todos jóvenes menores de 30 años– hacen campañas en las redes sociales, y trabajan con almaceneros y feriantes, a quienes les enseñan cómo preservar más sus productos. También crean acuerdos con mercados y restaurantes para que les entreguen las frutas y verduras que no van a usar (pero que están en buen estado) para donarla a instituciones sociales. “Lo que tratamos es que no se bote comida en buen estado solo por temas estéticos. Porque, a pesar de que es algo muy poco sensato, lo hacemos cotidianamente. El 24 por ciento de los chilenos bota comida del refrigerador como una práctica habitual y eso no puede ser”, dice Alejandra.